No eras tú
Tu pelo sí era
El pinche que unía las hebras doradas
También era
Tu chaqueta sí era
Mullido algodón acariciando
El cuello que perdí
Tu estatura era
Menuda altivez de
Gigantes
Pero no eras tú
Con el corazón acelerado
Hice remolinos entre la gente
Para verte y no verte
Para verte
Sin querer
Verte
Y no eras
Una pobre niña
Recibió con cara de extrañeza
Mi triste y anhelante visión